lunes, 28 de abril de 2008

Acusan a Aguirre de ser una "comercicida"

El secretario de Economía y Empleo del PSM, Antonio Miguel Carmona, ha dicho este domingo que la presidenta regional, Esperanza Aguirre, "se ha ganado a pulso el triste honor de ser una 'comercicida'".

Según Carmona, desde que gobierna Aguirre (otoño de 2003), la densidad comercial de la Comunidad "no ha hecho más que empeorar" y ya es "la más baja de España, con sólo 12,54 comercios por cada mil habitantes".

En paralelo, añade el dirigente socialista, "Madrid exhibe la tasa más alta de nuestro país en hipermercados, con un porcentaje de 74,7 metros cuadrados por cada mil habitantes".

"La suma de ambos datos -subraya Carmona- ofrece una radiografía escalofriante de la distribución comercial en nuestra comunidad: se avanza a pasos agigantados hacia una estructura de oligopolio, con la distribución comercial controlada por unas pocas grandes cadenas, lo que limita la competencia y favorece la inflación".

Para Carmona, las políticas ejecutadas desde el Gobierno Aguirre "sólo tienen un común denominador: favorecer la concentración de la distribución comercial en unas pocas manos, las de las grandes superficies, mientras que el pequeño comercio, maniatado, sin posibilidades reales de competir con estos grandes emporios, se ve abocado a la desaparición".

Esto, además, conllevará, según el PSOE, "la pérdida de miles de puestos de trabajo, la degradación de los barrios y la precarización del empleo que caracteriza en buena medida la contratación de estos grandes almacenes".

Por todo ello, el PSM se va a oponer "con todas las medidas a su alcance" al que considera "mal llamado" Anteproyecto de Modernización del Comercio, "ya que en realidad se debería titular Acta de Defunción del Pequeño Comercio en Madrid", según Carmona.

Además, el PSM va a denunciar esta situación ante la Dirección General de Comercio del Ministerio de Industria y ha exigido a la Cámara de Comercio que "rompa su pasividad y sea fiel a su razón de ser, la defensa de la actividad comercial en nuestra Comunidad".

"La Cámara de Comercio no puede seguir siendo espectador pasivo, cuando no cómplice activo, en este proceso de destrucción del tejido comercial y empresarial de la comunidad", ha declarado Carmona.

Noticia publicada en Madriddiario.

viernes, 18 de abril de 2008

No hay nada más antiliberal que la libertad de horarios comerciales



Nada más antiliberal que la libertad de horarios comerciales. Esa pretendida libertad no es más que un paso más en el afán liberticida del liberalismo, en la verdadera cuestión social del siglo XXI, que no es entre lo privado y lo público sino entre lo grande y lo pequeño. Es liberticida porque aumenta la libertad del grande para fastidiar al pequeño, porque reduce la libertad del trabajador para elegir, la del productor para vender y, sobre todo, la libertad del consumidor -antes llamado pueblo o ciudadano- para poder dedicar más tiempo a su familia, a sus amigos, a sus aficiones y, por qué no decirlo, a Dios.

Como siempre, los plutócratas, los oligarcas, nos venden su libertad de horarios con ese nombre: libertad. Saben que sólo las grandes estructuras -los hiper- podrán aprovecharse de esa libertad en detrimento del pequeño comercio. Veamos: el ciudadano no acude al hiper porque le guste, ni tan siquiera porque sea más barato que el ultramarinos de al lado de su casa. De hecho no lo es, especialmente en alimentos frescos, los que se llevan la parte del león en el presupuesto familiar. Lo que ocurre es que la reclusión del cuerpo social en grandes núcleos urbanos y los interminables horarios laborales, provocan que Juan Español no pueda ir a comprar sino el sábado y tenga que cargar para toda la semana. El mismo trabajo interminable que le impide tener una vida de familia y de amistad -y ya no hay ama de casa que cubran es flanco- le obliga a desplazarse en coche -más gastos- y convertir el vehículo familiar en una furgoneta de reparto.

Es el mismo fenómeno económico que ha llevado a que consideremos familia numerosa a la que se atrevido a tener tres hijos. Dos vástagos, incluso uno, parecen ya una multitud. Lógico: Si ambos cónyuges trabajan y viven en una ciudad donde la ida y vuelta al/del trabajo puede costar varias horas al día, y donde hay que comer fuera de casa, y donde no hay manera de encontrar vivienda adecuada para una familia numerosa lo lógico es lo que tenemos: dos sueldos, ningún hijo, compra en el hiper y una sociedad moribunda.

Gracias a abrir 365 días al año, 24 horas al día, los hiper consiguen aproximarse al monopolio, o lo que es peor, al oligopolio, forzando el cierre de los pequeños comercios, lease PYMES, la ruina del profesional, del autónomo, que representa el baluarte de la libertad individual. Ya he insistido en el importante detalle de que en los PAU de Madrid, en los nuevos barrios de este monstruo urbanístico en el que se ha convertido la capital de España, se levantan edificios sin bajos comerciales. El que quiera poner una pequeña panadería tiene que introducirse en los grandes centros comerciales, es decir, en grandes estructuras. Esto es, tiene que ser maloliente cola de león y renunciar a ser cabeza de ratón -que aunque sea de ratón, es cabeza-.

Pues bien, cuando los hiper consigan -y yo diría que han avanzado mucho- hacerse con el oligopolio, comenzarán la práctica del oligopolio: Por de pronto se convertirán en bancos. Ya no se les inscribirá en el sector alimentario sino en el financierp. Parece que venden naranjas pero no: venden tiempo. Presumen de vender más barato porque pagan más tarde a los proveedores y en unas condiciones leoninas.

Al tiempo, precarizan el empleo y fagocitan toda una serie de profesiones: -pescadero, carnicero, charcutero- que tienen su arte y que tradicionalmente han sido desarrollados por micro PYMES, empresas familiares y autónomos. La liberalización del comercio no produce clase media, sino una vuelta al proletariado. Si los viejos sindicatos de clase -los de ahora no sé exactamente qué son- volvieran a plasmar en gráficos la explotación laboral ya no recurrirían a la imagen de los jornaleros ubicados en la plaza del pueblo mientras el cacique señala con el dedo a los agraciados que van a tener el honor de trabajar; dibujarían a las cajeras hispanas de los grandes hipermercados franceses y alemanes (si quieren nombres: Carrefour, Alcampo, Lidl) esperando en una sala a que se aglomeren los clientes, momento en el cual el jefe de planta decidirá que es el momento de que ocupen su puesto en la caja con un contrato de ocho horas.

Por lo tanto, señora Esperanza Aguirre, no nos venga con liberalismo. El liberal de hoy es el autónomo, el pequeño propietario, que no pide un trato de favor: lo que pide es que el trato de favor no se lo den al grande, y que, para más pitorreo, el tal grande se presente como un campeón de la libre iniciativa: más bien de “su” libre iniciativa. Es más, es el hiper el que va a acabar con la libertad porque montar cualquier actividad comercial desde la nada se hace tarea imposible. La liberalización de comercio supone un atentado contra el derecho a la propiedad privada. En suma, es lo más antiliberal que se le ha ocurrido a la liberal Aguirre.

Habrá que repetirlo: la justicia social no estriba -no ha estribado nunca en la lucha de lo privado contra lo público sino en la sangrienta batalla de lo pequeño contra lo grande. Lo liberal, señora Aguirre, es lo pequeño. Y la justicia social, señor Miguel Sebastián, nuevo ministro de empresas, consiste en la promoción de la PYME, no en las grandes fusiones entre grandes multinacionales. Cuanto más grande sea una corporación, más plutócrata, más monopolística, más corrupta, más liberticida.

Eulogio López en el diario digital Hispanidad

sábado, 12 de abril de 2008

Competencia culpa a las grandes superficies de la subida de los alimentos en Euskadi

El poder de las grandes superficies en el País Vasco, donde tres grupos -Eroski, Carrefour y Auchan- controlan más del 65% del negocio, es la causa de que los precios de los alimentos hayan subido más en Euskadi que en el resto del país. Ésa es la tesis que sostiene el nuevo presidente del Tribunal Vasco de Defensa de la Competencia (TVDC), Javier Berasategi, y que ayer expuso en el Parlamento autonómico. Sus recetas para acabar con esa situación «oligopolista» consisten en eliminar las barreras para la implantación de nuevos operadores y permitir también a los bazares chinos y demás establecimientos libertad de horarios comerciales para abrir domingos y festivos.

Berasategi compareció ante la Comisión de Industria, Comercio y Turismo a petición de los socialistas, que acusan al Gobierno Vasco de haber facilitado la expansión de Eroski hasta alcanzar la elevada cuota de mercado que ahora tiene. Apoyándose en un detallado informe, el presidente del TVDC avaló sus críticas con datos. Según un estudio realizado en 2003 por el desaparecido Servicio de Defensa de la Competencia, el grupo de distribución de Mondragón controlaba entonces un 40% del sector en Vizcaya y Gipuzkoa y casi el 50% en Álava. Le siguen, aunque a una apreciable distancia, Carrefour y el grupo Auchan, que funciona bajo las denominaciones de Sabeco, Alcampo y Simply Market.

La concentración en el País Vasco es mucho más elevada que en el resto de España, destacó Berasategi. Sólo en Ceuta y Melilla se da un caso similar, ya que Ahold goza allí de una cuota superior al 50%. Si se tiene en cuenta a las tres empresas líderes en Euskadi, su control del negocio se eleva al 65% en Vizcaya, 67% en Gipuzkoa y 85% en Álava.

Esta estructura «oligopolista» «puede facilitar precios superiores a los vigentes en un entorno competitivo», según el presidente del TVDC. En concreto, se refirió a la posibilidad de que el liderazgo de Eroski marque tendencia en este sentido. A su juicio, la excesiva concentración del negocio en pocas manos explica que los alimentos se hayan encarecido un 7,3% en Euskadi frente al 6,6% de media nacional y que «Bilbao y San Sebastián sean las ciudades más caras del Estado» en estos artículos. Vitoria está en camino de alcanzarles. La comunidad autónoma también tiene los salarios más altos del país.

Uno de los argumentos que esgrimió para sostener esta tesis es que los grupos de distribución están muy interesados en potenciar su marca blanca -en el caso de Eroski alcanza ya el 33% de sus ventas- , lo que puede inducirles a «aumentar los precios de los productos» de otras marcas. A esto se suma, explicó, que en Euskadi sólo una de las cuatro empresas líderes -Auchan, que tiene la denominación de Sabeco y Simply Market en Vizcaya y Álava, y Alcampo en San Sebastián- «tiene una política orientada a los precios bajos».